Un amor por el lenguaje, así, que se enrosca como una delicada espiral, y asciende solo para caer y besar con fervor su punto de partida, es del tipo de amor que profesa el autor de este libro por su idioma natal; uno que alcanza la hombradía de hacer potables en el español nuestro, giros y formas clásicas que se abrazan, sonrientes, con términos nacidos de lo castizo y de lo popular, de las redes sociales y el universo digital: minimalistas, hilarantes, magníficos… En paralelo, pero siempre al servicio de la forma, de su original modo, disfrutamos también de amores y conflictos, de aplicaciones “inteligentes” que ocupan cotos demasiado inquietantes en el mundo de hoy, de los giros del fatum, del que no pueden librarse ni los dioses, que une y desune; de las cósmicas fuerzas, astrales, terrenales, volitivas, que nos impelen y nos hacen amar, odiar y perdonar, en el inmensurable caos de nuestras vidas. Gajes y azares, concurrencias, techno lingüística, pop-rock y un happy happy end, a puro corazón… Un amor así, ineludible, vencedor, de trillizos; un amor de novelas, como el de esta novela.
Rafael J. Rodríguez Pérez.
Un amor por el lenguaje, así, que se enrosca como una delicada espiral, y asciende solo para caer y besar con fervor su punto de partida, es del tipo de amor que profesa el autor de este libro por su idioma natal; uno que alcanza la hombradía de hacer potables en el español nuestro, giros y formas clásicas que se abrazan, sonrientes, con términos nacidos de lo castizo y de lo popular, de las redes sociales y el universo digital: minimalistas, hilarantes, magníficos… En paralelo, pero siempre al servicio de la forma, de su original modo, disfrutamos también de amores y conflictos, de aplicaciones “inteligentes” que ocupan cotos demasiado inquietantes en el mundo de hoy, de los giros del fatum, del que no pueden librarse ni los dioses, que une y desune; de las cósmicas fuerzas, astrales, terrenales, volitivas, que nos impelen y nos hacen amar, odiar y perdonar, en el inmensurable caos de nuestras vidas. Gajes y azares, concurrencias, techno lingüística, pop-rock y un happy happy end, a puro corazón… Un amor así, ineludible, vencedor, de trillizos; un amor de novelas, como el de esta novela.
Rafael J. Rodríguez Pérez.